Las emociones y el valor de educar
Tú me inspiras, y yo,
simplemente, te quise mal
¿Quién te sujeta?
El Amor y el Dolor de los tuyos.
EDUQUEMOS para el amor y para el dolor, pues con ambos convivimos:
lágrimas las justas.
Si somos animales de repetición, como los monos, hemos de dar
conductas ejemplares.
¿Quién capta nuestra primera atención, nuestros primeros gestos? :
Nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestra familia…
El mundo que gira a nuestro alrededor.
Ese mundo que nos da y al que nos damos y debemos; el mundo que
nos gusta y al que queremos gustar.
Ese Mundo empieza por TI y por tu FAMILIA.
La familia que nos da la vida y a la que nos damos y debemos.
Compartamos lo grande y lo pequeño. Aquellos
pequeños gestos que hacen de los insgnificante algo con sentido: detalles con sentido común.
Con pies de plomo y cabeza de crío; esto es, con imaginación infantil siendo adultos,
pensando y actuando con
raciocinio, como tales adultos.
Si tienes tiempo de educar, edúcate a ti primero.
Si vas a
educar, empieza por educarte.
Si vas a DAR, empieza por darte, por
entregarte a ti mismo.
Si quieres volar, primero mira tus pies: ¿verdad que no llevan alas?
Se vuela mirando a las estrellas, con los pies en el suelo y la cabeza y el corazón mirando en la misma dirección.
Apunta grande pensando en pequeño, y actúa con cabeza y corazón, compartiendo lo que da valor.
Sólo así conseguirás dar valor a otros.
El
valor que TÚ te mereces.
El
valor que se comparte en familia.
El valor
que ellos merecen.
Mi familia
Fátima